Dios ha decretado
Dios no decreta nada por anticipación.
La «elección incondicional» se refiere a la doctrina teológica que afirma que Dios elige a ciertas personas para la salvación antes de la creación del mundo, y que esta elección no se basa en ninguna condición o mérito de esas personas. En otras palabras, la salvación no es ganada por las buenas obras o la fe prevista de la persona, sino que es un acto soberano y gratuito de la gracia de Dios.
👉🏻 (Efesios 1:3-6; Romanos 9)
En tal sentido, afirmamos que el evangelio de la gracia de Dios en Cristo Jesús debe ser predicado a toda persona, no importando su nacionalidad ni su clase social y esto, con el fin de que toda persona no tenga excusa delante de Él.
Concluyo en que, la salvación no es una elección determinada por el hombre o de algo que Dios haya visto previamente en él. Al contrario, es una elección incondicional de Dios, quien ha determinado quienes serán salvos y quienes serán condenados. Esto puede que le sea una injusticia de parte de Dios hacia el pecador, pero no es así. Es la justicia que Dios ha revelado para Su gloria.
Dios, desde la eternidad, ordenó todo lo que acontece sin ser el autor del pecado ni violar la voluntad de las criaturas. Aunque conoce todas las posibilidades, no decreta nada por anticipación. Algunos seres humanos y ángeles son predestinados para vida eterna, mientras que otros para muerte eterna, con un número definido que no puede cambiar. Los elegidos son escogidos en Cristo por gracia, sin condiciones previas. Dios ha ordenado todos los medios para la salvación de los elegidos, quienes son redimidos y justificados. El resto de la humanidad es pasada por alto y destinada a deshonra. La doctrina de la predestinación debe ser tratada con prudencia, generando alabanza y consuelo a quienes obedecen el Evangelio.
La Confesión de Fe de Westminster, Capítulo tres, Del decreto eterno de Dios.
En tal sentido, podemos afirmar que hubo en el pasado y aún hay hombres en el presente a quienes el Padre, por Su propio amor libre, escogió para que fueran suyos desde antes de la fundación del mundo. Por esta razón, la predicación debe continuar.