LA CONDICIÓN DEL HOMBRE NATURAL ES REAL
Ezequiel 37; 1 Corintios 2:14 | Romanos 3:10-18
El hombre no puede por sí mismo ver ni entender que su condición de pobreza espiritual está restringida e inhabilitada para querer hacer el bien que agrade al Señor. Ante los ojos de los hombres, sus buenas obras se interpretan como piadosas y aceptables entre ellos. No obstante, son inaceptables ante un Dios justo y santo porque aun sus buenas obras están contaminadas por el pecado, lo cual las hace abominables ante el trono del Señor por no tener el sello de aprobación—Su gloria. Por lo que indica que el hombre debe ser revestido de la justicia de Cristo, la cual tiene peso justificable para que seamos aceptados únicamente por Sus méritos ante el trono de Dios. —Ismael Hilerio, Jr.
La condición del hombre nunca lo hará estar dispuesto a aceptar a Cristo por su propia independencia esclavizada. Bíblicamente hablando, es imposible que un cadáver pueda ejercer una decisión espiritual cuando no tiene vida (Ezequiel 37; Efesios 2:1-2). Su condición espiritual está del todo muerta, inútil e incapacitada y, estando en su depósito de cadáveres por la vida sin Cristo, no tiene conciencia de la presencia de Dios alrededor de él. A menos que el Espíritu Santo, por elección incondicional y soberana de Dios, le conceda el arrepentimiento para vida y la fe de entender su miseria espiritual y así confesar la necesidad de un Salvador que lo vivifique para la gloria de Dios. Mientras tanto, seguirá muerto espiritualmente y bajo la ira venidera de Dios.
Por esta razón, la Biblia siempre describe al hombre natural necio como alguien guiado por sus deseos inclinados más que por la voluntad de Dios. Se ocupa de las cosas de este mundo y, aunque pueda ser moral o religioso externamente, está muerto espiritualmente. Dado que su condición resulta miserable porque Cristo no reina en su corazón como el Rey, el Señor y Salvador de su vida.
Finalmente, aunque la descripción bíblica del hombre natural es ser necio y perdido, también afirma que Dios ofrece salvación en Cristo. Por medio de la fe en Jesús y la regeneración del Espíritu Santo, el hombre natural puede en Cristo vivir una vida nueva conforme al Espíritu.
La gracia de Dios aún está disponible.
Lectura recomendable por Ministerios Ligonier: Tres tipos de necios