Cartas abiertas

Somos cartas abiertas en la vida diaria, implica vivir de manera que nuestras acciones y comportamientos reflejen el amor y la obra de Dios en nosotros, siendo un testimonio visible para quienes nos rodean. Significa comprometerse a mostrarse ante amigos, familia y el mundo como alguien transformado por Dios, demostrando integridad, transparencia y un espíritu de servicio.


Alguna vez ha escuchado a alguien decir el refrán que dice: «Conozco realmente quién eres». Puedo afirmar que la mayoría de las personas han escuchado este refrán o se lo han dicho a una persona. La realidad es que las personas sí pueden conocernos por nuestras acciones, con las personas que pasamos la mayoría del tiempo o por las conversaciones y acciones que tomamos diariamente.

A todo esto podemos llegar a la conclusión de que somos cartas abiertas leídas por todos. Somos como un testamento o epístola que no oculta nada de nosotros, haciéndola visible ante el público. Es decir, las acciones hablan más que las palabras.

  • Contexto histórico y cultural

Aparentemente, algunos de los creyentes que había en Corinto estaban cuestionando la legitimidad de Pablo como apóstol. ¿Cómo podría demostrar un apóstol que había sido verdaderamente enviado por Dios para representar a Cristo? En el mundo antiguo, algunos maestros llevaban consigo cartas de recomendación que describían sus propias experiencias y cartas de recomendación que otras personas les escribían para apoyar su trabajo. Así como en nuestros días, cuando desarrollamos la plantilla de currículum laboral y la lista de recomendaciones de nuestras amistades o jefes.

Sin embargo, Pablo insiste en que él tenía una carta de recomendación mucho mejor: los propios cristianos de Corinto. La transformación que había ocurrido en ellos, quienes fueron desde el paganismo hasta convertirse en seguidores de Jesús, era toda la evidencia que necesitaba para demostrar que su ministerio como representante de Cristo era totalmente real. Los corintios, más que muchos otros, tenían evidencia suficiente como para demostrar que el ministerio de Pablo era real y venía de Dios. De lo contrario, los corintios estarían afirmando que su propia conversión no había sido sincera.


«Ustedes son nuestra carta, escrita en nuestros corazones, conocida y leída por todos los hombres, siendo manifestado que son carta de Cristo redactada por nosotros, no escrita con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de corazones humanos» (NBLA).


«Somos cartas abiertas» es una expresión basada en un pasaje bíblico de 2 Corintios 3:2-3, que significa que las personas, especialmente los creyentes, son como cartas vivas escritas por Dios en sus corazones. De hecho, estas «cartas» son transparentes y visibles para todos, reflejando la obra y el Espíritu de Dios en nuestras vidas. El texto expresa que no están escritas con tinta en papel, sino con el Espíritu del Dios vivo en el corazón humano.

El apóstol Pablo se había dirigido a la iglesia en Corinto, una comunidad que enfrentaba divisiones y desafíos en aquella época en que Pablo administraba. En este contexto, Pablo utilizó la metáfora de las cartas para ilustrar la relación entre él, su ministerio y los creyentes. En la cultura del primer siglo, las cartas eran los medios común de comunicación y tenían un gran valor. La idea de ser una «carta abierta» implica transparencia y autenticidad.



  • Resumen de contexto

2 Corintios 3:1–6 nos describe poéticamente que la única carta de recomendación que Pablo necesitaba para demostrar su legitimidad como apóstol eran los cristianos de Corinto. Pablo y sus amigos fueron los que los llevaron hacia la fe en Cristo. Los Corintios eran como una carta escrita por Cristo, no con tinta, sino con el sello del Espíritu Santo; no en tablas de piedra, sino en corazones humanos. Dios fue quien empoderó a Pablo para realizar el ministerio y quien los envió tanto a él como a sus amigos a compartir el evangelio por todo el mundo.

  • Etimología

La palabra griega utilizada para «carta» es «epístola», que se traduce como «carta» o «mensaje». Esta palabra proviene del «epistello», que significa «enviar» o «mandar». Esto resalta la idea de que los creyentes son enviados como un mensaje de Dios al mundo. Somos los embajadores del Señor a los que debemos estar dispuestos con un compromiso y un mensaje diligente para que todas las personas, cuando leen nuestras cartas ambulatorias, los lleven a los pies de Cristo.

  • Ejemplos concretos

  1. Testimonio personal: Un creyente que vive con integridad y amor puede ser un instrumento poderoso para aquellos que lo rodean, mostrando el impacto de su compromiso con Cristo.

  2. Comunidad: La iglesia, como cuerpo de Cristo, debe reflejar unidad y amor, siendo un testimonio colectivo de la obra de Dios en el mundo.

  • Por último

Este concepto resalta la idea de que los creyentes son testigos vivos del mensaje de Cristo y deben mostrar en sus vidas el impacto de ese mensaje, actuando como cartas abiertas que otros pueden leer para conocer y aceptar a Jesucristo. Este mensaje enfatiza la responsabilidad personal y comunitaria de vivir de manera tal que el amor, la transformación y el testimonio de Cristo sean evidentes para todos que los rodean. Las personas son los lectores de nuestras cartas abiertas. La pregunta sería: ¿Qué leen los lectores de ti? ¿Exhibirán la misma ambición y objetivos de Pablo al leerte?

Ismael Hilerio, Jr.

Constancia. Disciplina. Crecimiento.

Seguidor de Jesucristo, esposo de Lilly, padre de una hija enfermera y abuelo de dos | Estudiante de Teología | Ministro de la palabra

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