El problema del «yo»

La Escritura habla de la autoimportancia del hombre natural: «yo».

Como un vapor que aparece por un momento y luego se desvanece (Santiago 4:14; Jeremías 51:17a; Isaías 40:17; Daniel 4:35).

 
  • Cosmovisión integral

He aprendido que la sabiduría de este mundo enseña engañosamente, que creer que uno mismo es esencialmente bueno, es fundamental para vivir una vida realizada. Sin embargo, este punto de vista equivocado pasa por alto los resultados devastadores del fracaso de Adán y Eva en obedecer a Dios. Por esta razón, la Escritura enseña que una vida abundante no depende de tener una «buena autoimagen» o «más autoestima». En cambio, la satisfacción en la vida depende de nuestra relación con Dios por medio de la Persona de Jesucristo y de una respuesta bíblica al problema del «yo».

Antes de que el pecado naciera en el corazón de Adán y Eva, ellos gozaban de una relación sin pecado con Dios. Por ejemplo, ellos fueron creados a la imagen de Dios (Génesis 1:27; 5:1). Gozaban de una vida sin pecado (Romanos 5:12), su relación fue bendecida por Dios (Génesis 1:28), como pareja fueron una sola carne (Génesis 2:22-25), y tenían que gobernar la tierra (Génesis 1:28), y mutuamente estaban en comunicación personal con Dios, su Creador (Génesis 1:28-30; 2:16-17).

  • El inicio del problema: la desobediencia

En el proceso de la relación con Dios, hubo una sola restricción puesta por Dios que requería la simple obediencia a las órdenes que fueron establecidas por Dios, sin importar los deseos o sentimientos de Adán y Eva: «no comer del fruto prohibido» (Génesis 3:3). Pero el fracaso de ellos en obedecer a Dios perdieron su lugar de privilegio con Dios cuando cayeron en la tentación al fijarse en sí mismos: (en la codicia su propia autonomía, llenándose de orgullo en su sabiduría, y satisfaciendo los deseos de la carne que es todo lo que el mundo ofrece – 1 Juan 2:16), y así alimentando una imagen autoestima opuesta a la imagen de Dios. Desobedecieron el claro mandato de Dios al decidir ellos comer del fruto prohibido (Génesis 2:16-17; 3:1-7).

Cuando decidieron enfocarse en sí mismos, pecaron, trayendo las consecuencias del pecado sobre ellos mismos (Génesis 3:16-24) y sobre cada generación subsiguiente (Romanos 5: 12-21).

  • Algunas consecuencias que surgieron de la caída

  1. Confiar en nosotros mismos es inútil (Jeremías 17:5).

  2. No mora nada inherentemente bueno en el corazón del hombre (Jeremías 17:9-10).

  3. No podemos hacer nada fructifico, separado de Dios (Juan 15:5).

  4. Nuestra sabiduría natural es inadecuada para dirigir nuestros pasos (Salmos 139:5-7).

  5. Separados de Jesucristo, somos esclavos del pecado (Juan 8:31-38).

  6. La imagen de Dios en toda persona se echó a perder, fue quebrantada por el pecado (efectos de la caída de la humanidad). Es decir, no se puede ver la imagen de Dios en nosotros, en su perfección absoluta, como se podía ver en Adán, ya que llevamos la imagen de Adán después de la caída. ¡Una imagen quebrantada!

  7. La inclinación natural de cada persona es hacia el pecado, aun cuando el hombre: Es capaz de conocer la diferencia entre el bien y el mal. Aun cuando está capacitado para tener dominio sobre la tierra (Romanos 7:17-19).

  8. Nada ni nadie en este mundo puede compararse con Dios, solo Él ha de ser exaltado y en ninguna manera has de exaltarte a ti mismo (Éxodo 15:11; 2 Crónicas 6:14; Salmos 40:5; 89:6-8; Jeremías 10:6-7 y Salmos 57:11; 97:7).

«La gran ironía de nuestra idolatría individualista es que en última instancia es autodestructiva. Cuando nos amamos y adoramos a nosotros mismos, estamos condenados a destruirnos a nosotros mismos». —Anthony Selvaggio

  • La esperanza de un nuevo comienzo está en Cristo Jesús, porque él mismo es la esperanza en sí

Dios nos ha provisto gratuitamente el camino para llevarnos a los pies de Cristo para nuestra liberación y la restauración de la imagen de Dios en nosotros. Es decir, el Señor Jesucristo vino a la tierra para cumplir lo que nosotros no podíamos cumplir a Dios en guardar perfectamente Su ley y ser librado de Su ira venidera.

Por esta razón, la humillación de Cristo consistió en haber nacido, y esto, en una condición de bajeza, sujeto a la ley que Dios demandaba de nosotros, sufriendo las miserias de esta vida, la ira de Dios y la muerte maldita de la cruz; habiendo sido sepultado y permaneciendo bajo el poder de la muerte por algún tiempo. Todo esto, en nuestro lugar. Donde la exaltación de Cristo consistió en haber cumplido perfectamente la ley de Dios, y de haber resucitado de entre los muertos al tercer día, y ascender al cielo, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios Padre. Esto nos debe llevar a reflexionar sobre el evangelio de la gracia de Dios en Cristo Jesús.

  • Su evangelio nos instruye con el propósito de que la imagen de Cristo sea restaurada en nosotros y el «yo» sea crucificado

  1. El error del camino del hombre con respecto al «valor de sí mismo».

  2. El error del camino del hombre con relación a la «seguridad en sí mismo»

  3. El error del camino del hombre en cuanto a «amarse a sí mismo».

  4. El error del camino del hombre con relación a la «autoestima».

  5. El error del hombre con respecto a la «exaltación de sí mismo».

  • La misericordia y la gracia del Señor

Desde los tiempos de Adán y Eva hasta el día de hoy, hemos observado que la humanidad pecaminosamente ha exaltado al «yo» cultivando en sí su propia autoestima. En su gracia, Dios ha revelado su plan de Redención a los hijos de los hombres en «el Evangelio». Este «Evangelio» es un tratado de la existencia eterna, encarnación, vida, obra, muerte, resurrección y ascensión de Jesucristo, el Eterno Hijo de Dios, el cual nos garantiza nuestra transformación en Él y nos libra de la ira de Dios. Por esta razón, morir al «yo» solamente puede ocurrir a través de Jesucristo (Romanos 5:12-21).

Al no prestar atención a las enseñanzas de Cristo registradas en Su Palabra, el hombre en formal habitual regresa a su propia sabiduría inadecuada para tratar con los problemas que le acosan en su diario vivir y busca a desarrollar soluciones no bíblicas que estén enfocadas en el «yo» en vez de enfocarse en Cristo como su esperanza personificada en Él. Es por tal razón, que Jesús, en El Sermón del Monte: Las Bienaventuranzas (Mateo 5: 3-12), le da el tiro de gracia que ha destruido a las filosofías de la auto-exaltación o autodependencia.

Recordemos en nuestro caminar ese proverbio que se utiliza para describir a alguien que, después de haber experimentado nuevas instrucciones, vuelve a sus viejas costumbres o a un estado de decadencia. El proverbio se utiliza en el contexto de la segunda carta de Pedro 2:20-22 para ilustrar la regresión de algunas personas después de haber recibido la gracia de Dios. Es decir, la ayuda, el favor y la fortaleza que Dios nos ofrece sin que nosotros lo merezcamos y regresamos como el puerco al lodo a su estado original.

Ismael Hilerio

Soy un trabajo en prceso…, creado a la imagen de Dios para buenas obras. (Efesios 2:10)

https://ismaelhilerio.com